24 de abril de 2025

24 de abril de 2025

Nomadismo por mi país, Cecilia Pavón. Blatt y Ríos, 2024

La vida de la poeta en el centro de la Ciudad de Buenos Aires: recorrer cafés para sentarse a escribir, abonar el jardín y conectarse con la cámara apagada al taller de poesía vía Google Meet. Cecilia Pavón, poeta, editora y traductora (una de las fundadoras de la galería de arte y editorial Belleza y Felicidad en 1999) registra en este diario, Nomadismo por mi país, los encuentros de los talleres virtuales de poesía que coordina y sus ideas sobre la poesía, la escritura, el café, el barrio, que son a su vez parte de una filosofía de la vida cotidiana. Lo interesante de este diario es que obra, además, como una suerte de antología: Cecilia Pavón compila algunos poemas escritos por los asistentes a sus talleres literarios (a quienes reniega de llamar alumnos), de manera que los lectores no sólo conocemos sus reflexiones, sino que también podemos acceder al material poético que las disparó y empaparnos de poesía viva. 

Este libro es, honestamente, un poco boludo. Es naif, distraído y peca de inocente, es fantasioso y cursi por momentos también. Pero justamente Cecilia Pavón busca, con ternura y como quien no quiere la cosa, reivindicar el ser boluda. Recupera la diversión que puede existir en la escritura, distinguiéndose de cierta imagen rigurosa, disciplinada y seria del arte (una imagen, digamos, aburrida y excluyente): “hoy es feriado, escribo en el café Harvard, escribo rápido y mal y en primera persona. (Porque el patriarcado es escribir lento y bien en tercera persona)”. Consigna en el diario cómo la han llamado estúpida, y es que la levedad es insoportable para una cultura que no puede disfrutar del ocio: “Quiero decirles a todas las personas de mi taller que escriban sin pensar, que garabateen sus cuadernos, que es lo más placentero y lo más liberador, como tirar fuegos artificiales dentro de tu casa en pleno invierno y saltar sobre la cama sin importar que se rompa, eso es escribir sin pensar”.

El ocio y el boludeo se vuelven no sólo una forma de hacer poesía, sino una manera de concebir la existencia y una filosofía de la vida cotidiana a partir de donde escribir. Este diario se regodea en el vivir boludeando: tener el taller literario en pijama, arreglar el jardín, salir a caminar hasta encontrar un Café Martínez o alguna otra cafetería donde sentarse a escribir. Es una oda a encontrar la felicidad en las simples cosas, en lo que se tiene a mano: no hace falta un café de especialidad, viajar a Nueva York ni escribir una novela difícil. “Me encanta pensar que organizar talleres de escritura es una forma de enseñarle a la gente a ser feliz sin nada”. 

Una lectura leve, sencilla, fácil, llevadera, para acompañar un café y una medialuna en alguna cafetería del barrio que quede cerca, en lo posible un día soleado. 

Licenciada en Letras. Creativa de medios. Guionista. Escritora.