30 de enero de 2024

30 de enero de 2024

Una entrevista sobre literatura y poner el cuerpo con Martín Maigua

Martín Maigua aparece del otro lado de la pantalla. Es grandote, moreno, tiene el pelo largo y la barba entrecana. Debajo de unas cejas tupidas uno se encuentra con dos ojos calmos y un poco lejanos. Más atrás todavía, hay una biblioteca blanca que ocupa casi toda la pared. Su editorial es cordobesa. Él se conecta desde Córdoba. Por eso, cuando empieza a hablar y cierta música en su voz nos lleva más al norte todavía, hay algo que se descentra y vuelve a acomodarse en otra parte. Nos presentamos, hacemos las salutaciones protocolares. Los dos reconocemos que hemos tenido que buscar lugares alternativos para la entrevista porque nuestras esposas están trabajando en este preciso momento, dando clases, mientras nosotros nos juntamos a hablar de libros y editoriales. Esa coincidencia, me pareció, nos acercaba de alguna manera. Eso y el acontecimiento periférico ―otra forma de descentramiento quizás― de estar tendiendo un puente, entre González Catán y Río Tercero, para hablar de literatura a través de la Revista de Letras de La Universidad de Buenos Aires.

¿Cómo surge el proyecto de Editorial Nudista?

La editorial surgió en 2010, cuando sacamos dos libros de poesía, pero, en realidad, se vino gestando desde 2009. Yo tenía un libro de poesía que quería publicar y conocía otros autores. En 2008 hice un taller de literatura con Lamberti y ahí conocí a algunos de los autores que después publicarían en Nudista. Es algo loco porque, sin estudiar edición, sin haber estudiado Letras ni conocer el mundo de las editoriales independientes, solamente por el deseo de publicar un libro y publicar a los autores que leía, se abrió paso el camino de Nudista. En el 2009 empecé a trabajar en el poder judicial, me pasé todo ese año viendo cómo se movían las editoriales y qué hacía falta para el proyecto. Con esa información y con los dos primeros sueldos que junté me mandé a publicar esos libros. Tampoco había un equipo de corrección y de edición. Todo era un grupo de colaboradores amigos.

Sin embargo, a pesar de esta falta de recursos, el estilo artístico de los libros de Nudista tiene una identidad muy marcada que se ha sostenido. El fondo negro, la sobriedad, las imágenes…

Totalmente. La idea era generar un proyecto con la intención de trascender, aunque la editorial se muriera al tercer libro. Para salir a la cancha, tenía que tener una estética definida. Lo primero que me dije fue “No va a tener colecciones, vamos a editar literatura: cuentos, novelas o poesía”. Los textos tenían que conformar un universo literario, sin importar el género. No importaba si se trataba de una poesía telúrica o una poesía pop-vanguardista. Por supuesto que yo sabía que eso podía generar muchas críticas, porque siempre hay lectores que disfrutan de una línea de la editorial y no de la otra. Pero la idea era conjugar todo eso en una misma propuesta estética desde la editorial. Se trata de una estética de lo cinematográfico, por eso la idea de las guardas negras arriba y abajo, en las tapas. Ahí hay algo de la identidad también. En los primeros libros, los autores participaban de las fotos. No es una foto de autor, no es un retrato. Es una foto donde el autor participa artísticamente de la composición, participa de la ficción, desde la imagen, que dialoga con el sentido o con la atmósfera de su escritura. En el proyecto de Nudista hay una fuerte apuesta por lo digital.

¿Esto es una decisión que apunta a hacer más económico el acceso a los libros o hay algo específico en la digitalidad de la literatura que te interesa?

Para mí, son las dos cosas. La tecnología nos brinda bondades que, aunque muchos no las usan, creo que son una oportunidad. Lo digital no es nuevo tampoco. Ya en 2012 sacamos los primeros e-books; mal hechos, claro, porque como era todo a pulmón había errores de corrección y demás. Pero la idea de lo digital estuvo siempre porque yo me planteé desde el inicio que este proyecto no era para ganar plata. Yo no vivo de la editorial, no trabajo veinticuatro horas para la editorial. Somos mi mujer y yo en este trabajo, no tenemos todo el tiempo para dedicarle. La idea es ir financiando las nuevas publicaciones de la editorial con lo que pudimos recaudar de publicaciones anteriores y, muchas veces, plata de mi bolsillo. ¿Por qué te cuento esto? Es así, mirá: lo digital tiene sentido para mí porque creo que los libros tienen que estar disponibles para la mayor cantidad de lectores posibles. Más que vender libros, me interesa que se lea. Nosotros a veces hacemos tiradas bajas, de entre cien y trescientos ejemplares y entendemos que con la distribución no siempre podemos llegar a todo el país, ni hablar a otros países. Por eso, con los e-books puede haber lectores de El Calafate que nos leen y quieren conseguir los libros físicos después. Los libros son más accesibles, no solo por estar en tiendas digitales, sino por el proyecto de la biblioteca digital que tenemos. En la biblioteca, por una suscripción mensual muy accesible, se pueden leer muchos títulos de la editorial. Igual, si uno es romántico del papel, puede conseguir los libros en ese formato también. Incluso en España, Perú, Uruguay o México los libros se consiguen a través de un sistema, que es el sistema “uno a uno” o print on demand, en el cual los libros están disponibles en una plataforma y, cuando el lector quiere el libro físico, lo pide y una imprenta hace ese solo ejemplar a pedido. Eso también es un modo de usar la tecnología a favor de la visibilidad de los libros y de los lectores.

En Nudista participaron algunos autores que han conseguido cierta fama y consagración en el circuito literario de nuestro tiempo (pienso en Federico Falco y en Luciano Lamberti), pero también hay autores con una escritura más bien des-centrada, autores que hacen de la escritura un juego serio que es a su vez una máquina de lectura de la literatura toda y una forma de interrogarse sobre nuestra lengua literaria (pienso en Bob Chow o Pablo Farrés). ¿Qué te interesa, cómo editor, al momento de tomar la decisión de publicar a un autor/a?

A mí me interesa ver, en su escritura, un proyecto. Cuando me pongo en contacto con un autor o autora, no le pido que me muestre lo que quiere publicar, sino todo lo que tiene escrito. A mí, cada vez me interesa menos el mainstream. Que los autores o autoras lleguen al reconocimiento o la popularidad es una consecuencia de su trabajo y, por su puesto, de los impulsos editoriales, pero yo no público para que los autores lleguen a ese puerto. Esa es una consecuencia, no es la meta de la editorial. Mi meta es encauzar el catálogo como un universo donde los lectores puedan encontrarse con estas propuestas literarias, estas escrituras, que yo veo que tienen una contundencia que en otros casos no se da. Por eso, cuando publico a alguien no estoy preocupado por cuánto va a vender, si va a salir reseñado en equis suplemento o si el circuito literario reconocido lo va a recomendar o no. No somos una editorial que esté constantemente rosqueando para insertar autores y autoras en ese microcircuito de la literatura mainstream.

Hay algo de esto: lo que me determina a publicar un libro no es solo ver que un autor o autora me trae una buena obra, sino la sospecha de que esa obra va a ser buena de acá a veinte años. Es la idea de que cualquier lector que se encuentre con ese libro, en cualquier momento, va a disfrutar de ese encuentro. Pueden pasar veinte años, puede desaparecer la editorial, y los libros de Farrés van a ser geniales. Yo tengo la esperanza de que los libros que publico sobrevivan y trasciendan a este proyecto y a los autores mismos.

En el otro lado se encuentran los lectores o “posibles lectores”. ¿Qué tipo de lector tenés en mente cuando pensás en las apuestas literarias de Nudista? ¿Cómo son los lectores de esta editorial?

Yo creo que hay varios lectores de Nudista. Los que han leído a Ivonne Bordelois en un libro de poemas que sacamos hace poco, no necesariamente son lectores de Claudio Rojo Cesca, un autor santiagueño, o un lector de Cristina Iglesias no tiene por qué ser un lector de Mario Flores. Estamos haciendo una distinción por hacer, pero a mí me interesa ese cruce, en verdad. Los lectores son curiosos y creo que, cuando uno propone otra cosa, casi siempre se animan. Después, algunos disfrutarán y otros pensarán que estamos derrapando. De todas maneras, hay varias líneas y esas líneas se irán afinando más con el paso del tiempo. Yo creo que este tipo de lectores son lectores interesados en la literatura. Quiero decir, no solo están interesados en un libro que les haga pasar un buen rato y que esté discutiendo los temas que están en la agenda, estos lectores y lectoras están interesados en el proyecto de escritura más allá del libro también. Agustín Conde de Boeck, a quien le publicamos un libro ahora, el año que viene vamos a sacar otro y el que viene otro más. A Pablo Farrés, lo venimos publicando desde 2016 y tenemos dos libros más en proceso. Son autores que se proyectan más allá de un libro, como decíamos. También vamos sumando lectores de crítica. Pronto vamos a publicar a Maximiliano Crespi y Omar Genovese. En definitiva, creo que hablamos de un lector que disfruta de la escritura más allá de toda moda. En este sentido, el hecho de tener otro trabajo que me sostiene, me da cierta libertad para poder jugármela por estos autores y estas escrituras sin tener que pensar en si va a venderse o no.

La revista PCP se pregunta mucho sobre el proceso de publicación de un libro. Muchos de nuestros lectores y colaboradores son autores noveles dando sus primeros pasos en este campo ¿Cómo es el proceso por medio del cual los textos trabajados en un documento de Word llegan a manos de un editor -las tuyas en este caso- y se vuelven un libro?

Muchas veces eso sucede por recomendación. Los autores mismos te recomiendan que leas a tal o cual que tiene cosas interesantes. Es la misma comunidad de escritores que también son muy buenos lectores. También la comunidad de lectores, a veces, te sugiere que le prestes atención a determinado autor o autora. Esa es una de las opciones. Otra es la búsqueda desde la editorial. Yo soy de Salta y vivo acá, en Río Tercero, pero estoy viajando siempre. Viajo a Santiago del Estero a Tucumán o Santa Fe y, constantemente, estoy preguntando qué se lee o buscando cosas nuevas. Muchas veces se trata del interés de ir a buscar esas nuevas escrituras. En alguna ocasión también ha sucedido que un escritor o escritora me ha escrito al mail para proponerme un proyecto y, después de leerlo un poco, nos hemos puesto a trabajar. Pero esas han sido las menos, porque no tengo ese tiempo. Hay momentos en que pasan días sin que pueda responder mails.

El editor, además de ser un gestor inquieto y atento, me parece que es ante todo un lector ¿Hay otros proyectos editoriales o lecturas puntuales que vos recuerdes que te hayan impulsado tras el deseo de crear libros, materializarlos?

En realidad, eso me pasa más ahora. He puesto la atención en proyectos de pares que me parecen muy interesantes. Puedo citar a Neutrinos, una editorial de poesía de Paraná y Rosario, que trabajan muy bien porque son muy amplios al momento de encarar un catálogo. Publican poetas de varios puntos del país. Antes de empezar con la editorial, por ejemplo, me interesaba mucho el trabajo que hace Funes, de la editorial Funesiana, porque es un trabajo muy de territorio, de nicho y de pura tracción a sangre. Se trata de ponerle el cuerpo a los libros. Él hace solamente cuarenta libros por tirada, cocidos a mano y de algún autor en el que él confía mucho. Si bien Nudista no es así porque los libros son industriales y la propuesta es otra, creo que el espíritu es parecido. Se trata de poner el cuerpo e ir para adelante. Yo a Funes le pregunté muchas cosas antes de arrancar con la editorial.

¿Qué estás leyendo últimamente? ¿Qué podés recomendar a nuestros lectores con ganas de descubrir joyitas literarias?

Por esta cuestión de los tiempos, últimamente estoy leyendo solo manuscritos. Pero si me permitís, creo que el público tiene que meterse de lleno en el mundo que propone en su literatura Pablo Farrés. Es un autor de Nudista, pero aun si no lo fuera, aun si sus próximos libros salieran publicados por otras editoriales, yo lo recomendaría lo mismo porque creo que es uno de los grandes autores argentinos y no solo de la literatura contemporánea. Farrés va a ser un autor muy importante en la historia de la literatura argentina y no tengo miedo de decirlo porque lo que tiene publicado y lo que hay por publicar da cuenta de un universo literario gigante que parece en constante expansión. Cada libro suyo parece ir más allá de los límites de su propia escritura. Actualmente hemos sacado un libro que se llama Las series infinitas que es un acontecimiento muy importante para nosotros, y sé que para él también lo es, pero, fundamentalmente, creo que es un libro muy importante para los lectores de literatura y por eso lo quiero recomendar. Me parece que, hasta hoy, es la obra cumbre de su escritura. También quisiera recomendar a G. Guerber y El colapso de lo posible. Un texto muy interesante, compuesto por voces, donde se juntan la experiencia de provincia con el pensamiento científico. Vale la pena realmente.

Mauro Marquez es profesor y licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Ha participado de los talleres literarios de Pablo Ramos y Felix Bruzzone. Se dedica, casi exclusivamente, a la escritura de relatos breves. Sus cuentos “Regalar cigarrillos” y “Una isla de fiesta” pueden leerse en los volúmenes tres y cuatro de la revista literaria de Letras, Por el Camino de Puan. También ha publicado algunos de sus cuentos en otros medios digitales, como Revista Polvo. Se desempeña como profesor de literatura en institutos secundarios y de formación superior en el Partido de la Matanza. Es colaborador habitual de esta publicación en los géneros reseñas, entrevistas y ficciones. Actualmente, se encuentra preparando su primer libro de cuentos.