10 de octubre de 2024
10 de octubre de 2024
Escribo con sangre estas palabras que envío al ángel de doce años,
cuya alma habita en el cielo de la Inmaculada Putrefacción.
El coro de los niños castrados, de los perros guardianes que los latigan, de los anillos de oro y sus ojos de diamantes.
Nísperos y ciruelas en canasta de ébano, servilletas cantan al silencio, preparan la orquesta de rubor.
¡Otros ángeles vuelan a mi alrededor mientras colocan la diadema hecha de sonrisas diabólicas, de dientes y lenguas, de uñas y pieles!
Basta ya de súplica: queremos un nombre, queremos el nombre –dicen las voces, dice aquella voz.
Doy toda mi hermosura por un poco de cobijo.
El diablo dice: “Acepto”.
Crédito de la imagen: adaptada de Fantasía moral (visio tondali), Copia El Bosco, óleo sobre tabla, siglo XV.
Mi madre, la Lengua, me abandonó cuando tenía doce años. Y me dijo que escriba y nunca deje de escribir. Trato de cumplir. Quiero que todos mis designios me lleven a la escritura. Y ejercitarme al sol: ¡me gusta mover el cuerpo!